El bienestar animal es un tema complejo y delicado que nos hace reflexionar sobre nuestra relación con los animales y nuestra responsabilidad ética hacia las especies que las comunidades humanas utilizan y afectan para diferentes usos. Se trata de un tema que cada vez suscita más interés en el público, sobre todo desde el punto de vista ético, y que también debe considerarse a través del prisma de las interacciones humanas más sostenibles y responsables con los animales.
En efecto, el bienestar animal no puede abordarse independientemente de un contexto más amplio que implica hacer concesiones con el fin de alcanzar un equilibrio entre las necesidades y las limitaciones de la sociedad. Las percepciones sociales modernas y las consideraciones científicas cuestionan las prácticas actuales, sobre todo en lo que respecta a los sistemas de producción animal, a los que se dedica una quinta parte de la población mundial. Ha llegado el momento de cambiar de paradigma en cuanto a la forma en que los seres humanos interactuamos con los animales, para su beneficio y el nuestro.
Las comunidades humanas han interactuado con los animales, desde los albores de la civilización, utilizándolos como alimento, vestido, medio de tracción y fuerza de trabajo. Cada año se crían y sacrifican más de 80 billones de animales terrestres (pollos, patos, cerdos, cabras, vacas, pavos) [2] para el consumo de carne. Esto sin contar el número de animales acuáticos criados y sacrificados para el consumo. Si bien los animales también constituyen una fuente única y fundamental de ingresos, transporte, protección, ocio y compañía, mantener un equilibrio entre su utilización y el respeto de su bienestar es una cuestión compleja y a menudo controvertida. El bie-nestar animal depende de diferentes percepciones, recursos y capacidades, y tiene importantes implicaciones económicas y de políticas comerciales. El bienestar animal cubre múltiples aspectos, ya sea científicos, éticos, económicos, culturales, jurídicos, sociales, religiosos y políticos. Durante mucho tiempo, la base de las evaluaciones de la calidad de vida de los animales estuvo vinculada con consideraciones culturales, pero en las últimas décadas, numerosos estudios han aportado argumentos sólidos y con fundamentos científicos sobre el impacto perjudicial de condiciones de bienestar precarias en la producción animal y en otros ámbitos.
En la actualidad, el bienestar animal ocupa un lugar importante en el debate público: los consumidores se preocupan cada vez más por la manera cómo se producen sus alimentos, especialmente en lo relacionado con la cría, el transporte y el sacrificio de los animales. Estas preocupaciones han inducido a un cambio en los hábitos de consumo e incluso han llevado a algunos gobiernos a introducir medidas sobre bienestar animal con implicaciones para el comercio internacional, lo que sin duda plantea retos para los modelos de producción actuales y para otras actividades que tienen repercusiones en el bienestar animal, como las medidas de control de enfermedades. El bienestar animal constituye, por lo tanto, un tema de política pública que cada vez adquiere más importancia, tanto a nivel nacional como internacional.
Se debe hacer la diferencia entre bienestar animal y crueldad hacia los animales
– El bienestar animal designa el estado físico y mental de un animal en relación con las condiciones en las que vive y muere [3].
– La crueldad hacia los animales designa el daño causado intencionalmente a un animal o los actos de negligencia, como no proveerle alimentos, agua, abrigo o cuidados veterinarios necesarios.
Bienestar animal: un factor clave para la sostenibilidad
De manera general, la percepción de bienestar animal depende de la situación socioeconómica de cada país, la cual determina el nivel de sensibilización y la capacidad de dar prioridad a este tema. Más allá de las cuestiones éticas, es importante reconocer los beneficios que conlleva el hecho de mejorar el bienestar animal, puesto que no se limita a una cuestión técnica aislada específica del sector animal, sino que afecta a la sociedad en general y tiene implicaciones para la sanidad animal y la salud humana, la economía, el medio ambiente y el desarrollo sostenible. Si bien las mejoras del bienestar animal requieren inversiones específicas, estas se compensan con una serie de beneficios, como una cría y producción de animales más sostenibles, así como interacciones más positivas entre los seres humanos y todos los animales.
El bienestar animal y la sanidad animal se benefician mutuamente
Mejorar la sanidad animal contribuye a mejorar el bienestar animal; particularmente, el control de las enfermedades de los animales terrestres y acuáticos no sólo reduce el dolor y el sufrimiento, sino también la necesidad de proceder al sacrificio selectivo para evitar la propagación de enfermedades que pueden tener un impacto económico considerable o que suponen un riesgo para la salud pública. En este sentido, el uso de herramientas preventivas, como la vacunación, resulta esencial para combatir las enfermedades contagiosas de los animales (por ejemplo, la fiebre aftosa o la peste de pequeños rumiantes). Gracias a estas medidas, los productores pueden proteger la sanidad de sus rebaños y a garantizar una mejor calidad de vida a sus animales. Por su parte, mejorar el bienestar animal tiene una repercusión positiva en su salud, puesto que al mejorar la gestión de los sistemas de producción y reducir el hacinamiento, se reducen tanto la carga de las enfermedades como las lesiones y las infecciones posteriores. Estos factores permiten disminuir la necesidad de recurrir a distintos tratamientos, incluidos los antimicrobianos. En resumen, las prácticas de bienestar animal disminuyen los riesgos para la sanidad animal y la salud pública humana, como la resistencia a los antimicrobianos, y permiten una producción de alimentos más sostenible.
El bienestar animal protege el bienestar humano
El destino de los animales está inextricablemente ligado al de los seres humanos, puesto que los animales domésticos y silvestres interactúan permanentemente con el medio ambiente. Estas interacciones son benéficas para la sociedad y el uso de los animales en la agricultura, como mascotas, para el ocio y el entretenimiento, contribuyendo así significativamente al bienestar humano [5]. El trato respetuoso a los animales fomenta la empatía y la compasión en los individuos y las comunidades, contribuyendo a una salud mental y un bienestar social positivos. De hecho, un mejor entorno para los animales significa en general un mejor entorno para los productores, los trabajadores de los mataderos y los demás actores de la producción animal. La mejora del bienestar animal en la ganadería se ha convertido en un factor indispensable para la aceptación social del uso de animales y, por consiguiente, para la sostenibilidad de las cadenas de suministro de alimentos de origen animal y los medios de subsistencia relacionados. Los consumidores de muchos países cada vez compran más alimentos producidos localmente en aras del respeto medioambiental y para evitar el dolor y el estrés que causa en los animales el transporte de larga distancia. Algunos movimientos sociales van más allá y abogan por la prohibición total del uso de productos animales, lo que representaría una amenaza a largo plazo para diferentes tipos de sistemas de producción y debería suscitar un cuestionamiento sobre la necesidad de introducir cambios en los sistemas de producción [6]. La preservación del vínculo entre el ser humano y los animales supone la integración de los principios de bienestar animal en todos los sistemas que impliquen o afecten a los animales, incluidos los sistemas de producción animal y los distintos eslabones de la cadena alimentaria, para evitar lesiones, miedo, estrés o cambios brutales en su entorno.
El bienestar animal conlleva múltiples beneficios socioeconómicos
La cuantificación del impacto de las condiciones de bienestar precarias es una tarea compleja. Si bien es sencillo calcular el número de animales en un camión o un establo para evaluar la densidad de la población, resulta más difícil cuantificar con precisión la pérdida de calidad de la carne o los hematomas causados, por ejemplo, por el estrés o las lesiones. No cabe duda de que encontrar el equilibrio óptimo entre los costos y los beneficios sociales de un determinado modelo de producción representa un reto, dado que implica conciliar las exigencias competitivas relativas a la mejora del bienestar animal con el mantenimiento de los medios de subsistencia humanos y los beneficios económicos. Mejorar el bienestar de los animales en las explotaciones ganaderas tiene un impacto positivo en la eficiencia, la calidad, las perspectivas de comercialización y la economía general de todo el sistema basado en el sacrificio y la cadena de suministro [7]. Por ejemplo, mejorar el manejo de los animales durante el transporte y el proceso de sacrificio mejora la calidad de los productos (p. ej., carne, leche o huevos), aumentando así la productividad y generando beneficios para la seguridad alimentaria y la subsistencia de los productores al facilitar el acceso al mercado y mejorar la percepción pública de las industrias cárnica y pesquera. Asimismo, también puede reducir lesiones costosas de los trabajadores. La industria puede obtener beneficios económicos, invirtiendo voluntariamente en el diseño adecuado de instalaciones y equipos para los animales, así como impartiendo formación al personal con el fin de garantizar un manejo adecuado de los animales.
El bienestar animal acompaña la sostenibilidad ambiental
Cuando los animales reciben un trato adecuado son más productivos y menos propensos a las enfermedades; necesitan menos piensos y tierras para alcanzar un nivel de productividad determinado, y generan menos contaminantes que podrían llegar a las masas de agua y afectar los ecosistemas acuáticos. Por ende, el bienestar animal contribuye a aportar una respuesta ante los retos medioambientales que constituyen una dimensión de particular importancia para una sociedad que enfrenta cada vez más los efectos actuales y futuros del cambio climático [9]. La transformación de los sistemas de producción animal para mejorar el bienestar de los animales puede mitigar los retos medioambientales.
Se requieren mejores prácticas de bienestar animal para responder mejor a los retos mundiales actuales y futuros
El bienestar animal es una responsabilidad compartida entre los gobiernos, las comunidades, las personas que poseen, cuidan, utilizan o interactúan con los animales, el público en general, las instituciones educativas, los veterinarios y los científicos. Los propietarios y productores de ganado y de animales acuáticos son actores esenciales y, por lo tanto, son fundamentales para garantizar el bienestar de sus animales. No obstante, se debe señalar que se enfrentan a
limitaciones económicas, riesgos para la sanidad animal y, en muchos casos, condiciones de vida precarias. El reconocimiento mutuo y el compromiso constructivo entre todas las partes interesadas son factores indispensables para lograr mejoras sostenibles.
La OMSA se ha comprometido a ayudar a los países a mejorar el bienestar de los animales en todas las actividades que impliquen el uso de animales por el ser humano o en cualquier interacción que pueda afectar al bienestar o al estatus sanitario de una población animal. En la actualidad, la Organización se centra en los siguientes ámbitos: transporte, sistemas de producción, sacrificio y matanza con fines de control de enfermedades, sanidad animal y uso adecuado de medicamentos. El apoyo de la OMSA a los servicios nacionales de sanidad animal se basa en una pericia científica rigurosa e independiente que tiene en consideración cada vez más el carácter transversal de los retos mundiales. Estos conocimientos científicos constituyen la base de la Estrategia Mundial de Bienestar Animal de la OMSA [4] y de sus normas internacionales sobre bienestar animal, que brindan orientaciones a las autoridades nacionales sobre la elaboración de planes de acción y legislaciones asociadas. La legislación es clave para encontrar un terreno común a nivel nacional, regional e internacional, puesto que las definiciones de bienestar animal están sujetas a interpretación. La normativa debe ser realista, aplicable y adaptada a cada contexto, porque no existe un enfoque único que pueda garantizar un alto nivel de bienestar para todos los animales.
Las normas también son importantes para las negociaciones comerciales de animales y productos animales, ya que algunos países están adoptando medidas más restrictivas orientadas a garantizar el bienestar de los animales en su territorio. En este contexto, es indudable que las normas con fundamento científico de la OMSA desempeñan un papel fundamental, puesto que definen el nivel de los requisitos mínimos de bienestar animal que garantizan la satisfacción de las necesidades primarias y sirven de base para las negociaciones comerciales. Por lo tanto, estas normas deben contar con un sólido respaldo por parte de las partes interesadas.
Mejorar del bienestar animal contribuye a un mundo más sostenible
El bienestar animal contribuye a alcanzar varios Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) en particular: salud y bienestar (ODS3); vida submarina (ODS14); producción y consumo responsables (ODS12). Al mismo tiempo, el bienestar animal puede beneficiarse de otros avances en los ODS como una educación de calidad o la reducción del uso de antimicrobianos gracias a una mejor gestión sanitaria [10]. Las alianzas intersectoriales son esenciales para generar situaciones beneficiosas para todos. En este sentido al mejorar el bienestar animal, se apoya a cuatro de los pilares del Desarrollo Sostenible: Personas, Planeta, Prosperidad y Alianzas [11].
Referencias
1. Herrero M., Thornton P.K., Gerber P. & Reid R.S. (2009). Livestock, livelihoods and the environment: understanding the trade-offs. Current Opinion in Environmental Sustainability, 1(2), 111–120. doi:10.1016/j. cosust.2009.10.003.
2. FAOSTAT (2023).
3. Definición de bienestar animal, Código Sanitario para los Animales Terrestres, OMSA.
4. Estrategia mundial de bienestar animal (2017), OMSA.
5. Código Sanitario para los Animales Terrestres, OMSA.
6. OMSA (2024). Contribución de la sanidad y del bienestar animal en la ganadería sostenible.
7. Gibson T.J. & Jackson E.L. The Economics of animal health. Rev. Sci. Tech. Off. Int. Epiz. (2017), 36(1), 125-135.
8. Huertas S.M., Gil A.D., Piaggio J.M. & Van Eerdenburg F.J.C.M. (2010). Transportation of beef cattle to slaughterhouses and how this relates to animal welfare and carcase bruising in an extensive production system. Animal Welfare, 19(3), 281-285.
9. Resolución aprobada por la Asamblea de las Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente el 2 de marzo de 2022
10. Keeling L.J., Marier E.A., Olmos Antillón G., Blokhuis H.J., Staaf Larsson B. and Stuardo L. (2022). A global study to identify a potential basis for policy options when integrating animal welfare into the UN Sustainable Development Goals. Front. Anim. Sci. 3:974687. doi: 10.3389/fanim.2022.974687.
11. GNUDS. Las 5Ps de los ODS: Personas, Planeta, Prosperidad, Paz y Pactos.
Fuente:
Organización Mundial de Sanidad Animal (OMSA) (2024). Bienestar animal: un bien vital para un mundo más sostenible. Paris, 8 pp. https://doi.org/10.20506/woah.3445. Licencia: CC BY-SA 3.0 IGO.