Juan Sebastián Ramírez-Navas1; Katerine Rojas-Renjifo2; Sandra Milena Ramírez-Guzmán3; Fressia Jaramillo-López3 1Centro Interdisciplinario de Estudios en Salud – Departamento de Alimentación y Nutrición – Facultad de Ciencias de la Salud – Pontificia Universidad Javeriana. Cali, Colombia. 2Nutricionista Dietista, consultor independiente. 3Programa de Nutrición y Dietética – Facultad de Ciencias de la Salud – Pontificia Universidad Javeriana. Cali, Colombia. Introducción El etiquetado nutricional ha evolucionado para convertirse en una estrategia eficaz en la promoción de hábitos alimentarios saludables. Se trata de una herramienta clave para proporcionar información clara sobre la composición de los alimentos y bebidas procesadas. Este sistema tiene como objetivo informar al consumidor sobre los nutrientes presentes en los productos, lo que permite tomar decisiones más saludables. El etiquetado nutricional incluye datos como el contenido energético, cantidad de grasas, carbohidratos, proteínas, azúcares, sodio y otros componentes relevantes para la salud. A lo largo de los años, las políticas de etiquetado han evolucionado para mejorar la accesibilidad y comprensión de esta información, permitiendo a los consumidores interpretar los valores nutricionales de manera más sencilla. La importancia del etiquetado nutricional radica en su capacidad para influir en la conducta alimentaria de la población. Al proporcionar información precisa, los consumidores pueden identificar productos con altos niveles de ingredientes críticos (azúcares añadidos, grasas saturadas y sodio) que están relacionados con enfermedades no transmisibles, como la obesidad y la diabetes. Diversos estudios han demostrado que un etiquetado adecuado puede promover la reformulación de productos por parte de la industria alimentaria, reduciendo los niveles de ingredientes perjudiciales para la salud pública. Esta herramienta, por tanto, no sólo beneficia al consumidor, sino que también estimula cambios en la oferta alimentaria. Existen diferentes tipos de etiquetado nutricional desarrollados a nivel mundial, cada uno con características específicas, las cuales se pueden clasificar en dos grandes categorías: interpretativos y no interpretativos. Los etiquetados interpretativos, como los semáforos nutricionales o las etiquetas de advertencia octagonales, facilitan la comprensión de los riesgos asociados al consumo excesivo de ciertos nutrientes. Por ejemplo, las etiquetas octogonales han sido utilizadas en Chile y México, para alertar sobre niveles excesivos de azúcares, grasas, sodio y edulcorantes. Los semáforos, usados en Ecuador, clasifican los nutrientes por colores para facilitar su interpretación. Por otro lado, los sistemas no interpretativos, como las tablas de valores diarios recomendados, ofrecen información numérica sin evaluaciones de riesgo. Cada sistema tiene como objetivo mejorar la comprensión del contenido nutricional, pero varía en su efectividad para modificar conductas alimentarias. En esta breve revisión se presentan hitos importantes del etiquetado nutricional y se hace una breve reflexión sobre su futuro. Hitos importantes en la historia del etiquetado nutricional Los inicios del etiquetado nutricional moderno comenzaron en forma simultánea en Estados Unidos (EE.UU.) y en la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) alrededor de 1973 (Figura 1). En EE. UU., se implementaron regulaciones que fueron modificándose según las necesidades. La Ley de Etiquetado y Educación Nutricional de 1990 estandarizó y mejoró el sistema, con el objetivo de proporcionar etiquetas consistentes, comprensibles y utilizables para ayudar a los consumidores a tomar decisiones más saludables. Antes de esta ley, la señalización de calidad en los mercados de alimentos no era confiable. El impacto de esta ley en las elecciones de los consumidores y los resultados dietéticos ha sido significativo, con estudios que sugieren un aumento en la ingesta de fibra y hierro. A pesar de estos avances, una parte considerable de la población sigue enfrentando problemas de obesidad y consumo insuficiente de nutrientes vitales. En la URSS, la legislación se desarrolló para incluir el etiquetado de productos alimenticios, enfocándose en mejorar los índices de valor nutricional y en el uso de códigos de color que faciliten la elección del consumidor. Esta legislación fue parte de un esfuerzo más amplio para armonizar las regulaciones alimentarias y comerciales rusas con los estándares internacionales. Este sistema de etiquetado obligatorio se extendió también a los medicamentos. Sin embargo, existen inconsistencias en el etiquetado de productos para la nutrición infantil, lo que puede complicar la elección del consumidor. A pesar de estos avances, persiste la falta de educación en la interpretación del etiquetado a nivel general, lo que resalta la necesidad de mejorar la conciencia y comprensión del consumidor sobre el etiquetado de alimentos. En el Reino Unido (UK), la historia del etiquetado nutricional muestra un cambio de reglas simples a requisitos más complejos, con un enfoque en la comprensión del consumidor y la salud. En la década de 1980, el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación propuso directrices y regulaciones, que posteriormente se alinearon con las directivas de la Unión Europea (UE). En 1993, en el UK se implementó la Directiva de Etiquetado Nutricional de la UE, estandarizando la información nutricional en el empaquetado de alimentos, destacándose la naturaleza de cumplimiento voluntario de esta legislación. Aunque la industria del UK respondió a estas regulaciones adoptando etiquetas nutricionales en la parte frontal de los envases, han surgido desafíos en la consistencia del etiquetado nutricional on line por parte de los supermercados. Aunque no es conveniente que todos los productos se adhieran a esta norma, algunos consumidores consideran indispensable la información nutricional al elegir productos. En los países de Europa, la historia del etiquetado nutricional se caracteriza por la armonización y la educación del consumidor, impulsada por preocupaciones de salud pública, especialmente relacionadas con la obesidad y el cáncer. La UE ha sido fundamental en este proceso, con la Directiva de Etiquetado Nutricional de 1990 como un hito significativo. La implementación de esta directiva fue gradual, avanzando lentamente hacia una posición unificada, demostrando que los consumidores pueden entender y utilizar diferentes sistemas de etiquetado, lo que contribuye a la prevención de la obesidad. El desarrollo del etiquetado en la parte frontal del envase es significativo, proporcionando un resumen visible de la calidad nutricional de un producto. Bélgica ha implementado recientemente el sistema Nutri-Score, el cual ha influido en el comportamiento del consumidor y en la reformulación de productos. Sin embargo, existen desafíos para la implementación de estos sistemas,