Más allá de la pandemia: la transformación de los sistemas alimentarios después del COVID-19

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Tanto para los países ricos como para los pobres, la pandemia del coronavirus y las respuestas políticas asociadas trajeron una calamidad generalizada de salud, dificultades económicas, interrupciones en los servicios y restricciones de movimiento antes inimaginables. Muchas personas pobres y vulnerables se han enfrentado a graves amenazas a su seguridad alimentaria, salud y nutrición. Para los muchos países que no pueden acceder o administrar vacunas rápidamente, la pandemia se prolongará, con consecuencias preocupantes a largo plazo para las personas, como resultado de la pérdida de medios de vida, la desnutrición, la falta de educación y el agotamiento de los activos. La crisis también ha puesto de relieve y acentuado las debilidades y desigualdades ya presentes en nuestros sistemas alimentarios, sistemas de salud y sistemas económicos, que dejan en riesgo a los pobres y vulnerables.

La pérdida de ingresos, el aumento de la inseguridad alimentaria y la reducción del acceso a dietas saludables dejan en claro que los sistemas alimentarios deben desempeñar un papel central para encaminarnos hacia el logro de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS). Los sistemas alimentarios necesitan ser transformados para alcanzar esos objetivos, prepararnos mejor para el próximo impacto y beneficiar a las personas pobres y vulnerables del mundo y al planeta.

Paradójicamente, 2020 también ofreció una amplia gam a de lecciones, innovaciones y oportunidades que pueden transformar nuestros sistemas alimentarios no sólo para hacerlos más resilientes sino también más inclusivos, eficientes, sostenibles y saludables. Aunque las pérdidas de ingresos provocaron una disminución de la seguridad alimentaria y la nutrición y un aumento de la pobreza, los sistemas de suministro de alimentos demostraron ser sorprendentemente resistentes, si bien con grandes diferencias entre productos alimentarios y regiones. Muchos países introdujeron medidas para asegurar el flujo de alimentos y los gobiernos ampliaron las redes de seguridad social para garantizar la seguridad alimentaria. Las innovaciones del sector privado introducidas tanto por las grandes empresas como por las PYME ayudaron a superar limitaciones como los bloqueos, también estimularon las inversiones en tecnologías y asociaciones para mantener en movimiento las cadenas de suministro de alimentos. Es importante destacar que, ante la pandemia, los sistemas alimentarios a menudo demostraron ser capaces de responder con rapidez y flexibilidad. Como resultado, la voluntad y el impulso necesarios para cambiarlos a mejor aumentaron notablemente. El mundo posterior a la pandemia nos brindará una oportunidad única para transformar los sistemas alimentarios. El destino de miles de millones de personas, muchas de las cuales han vuelto a caer en la pobreza, la inseguridad alimentaria y la desnutrición, depende de una acción rápida y audaz.

Podrá continuar leyendo este interesante artículo en nuestra revista LA ALIMENTACIÓN LATINOAMERICANA.

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