En América Latina, Argentina es un país modelo en lo relativo a producción de alimentos de exportación. Tenemos las materias primas, el compromiso y la calidad técnica necesaria para producir alimentos. El sector de alimentos y bebidas es el principal proveedor de divisas de la economía nacional, se estima que entre enero y septiembre 2021 las ventas a mercados externos de alimentos y bebidas de las economías regionales registraron un crecimiento de 5,5% en valor y de 8,2% en precio promedio1. Los principales países de destino son Estados Unidos, Brasil, España, Países Bajos, China e Italia.
En este momento, nos encontramos en un proceso transformacional que implica investigación, proyectos escalables y también políticas que apoyen este desarrollo. En esta transición, los institutos de investigación, tanto el INTI como el INTA y otros organismos están trabajando en nuevos desarrollos para adaptarse a nuevas demandas de los mercados que no son otra cosa que la evolución del consumidor con mayor conciencia y elección. Según un informe realizado por la Confederación Intercooperativa Agropecuaria (CONINAGRO), el 75% de los encuestados sostiene que cambió sus hábitos alimenticios en los últimos cinco años.2
Esta evolución del consumidor, con mayores exigencias en cuanto a su alimentación venía en aumento, pero se exacerbó durante la pandemia. Antes, lo que establecía qué sí y qué no era determinado por cuestiones políticas de negociaciones entre países, pero hoy son las presiones que vienen desde organismos de consumidores las que definen barreras y posibilidades.
Saber de dónde vienen los alimentos, cómo fueron producidos, cuál es su impacto ambiental, son algunas de las demandas a las que la industria alimentaria debe adaptarse. Estas exigencias hoy en día tienen tanta fuerza que llegan a constituirse en leyes, como la Ley de Promoción de la Alimentación Saludable, conocida también como Ley de Etiquetado Frontal.
Ante este panorama, las empresas que se dedican a producir alimentos están en un constante proceso de adaptación y mejoras bajo las premisas de control, calidad, sostenibilidad y compromiso ambiental. Algo que tuvo a favor esta industria, dentro de todo lo complejo de la situación, fue que durante la pandemia no se detuvo ni un día. El campo, la logística, la producción y la entrega siguieron funcionando. Este es un dato importante porque le permitió progresar, invertir, crecer y profesionalizarse, adaptándose a las nuevas exigencias de certificaciones y validaciones internacionales. Muchos de estos desarrollos estarán presentes en Tecno Fidta, un escenario donde se podrá ver cómo las empresas fueron encontrando su transformación e ingeniería para responder a este desafío.
La industria alimentaria argentina es fundamental para el desarrollo del país. La cadena va desde los productos de agricultura, ganadería y pesca hasta su transformación en alimentos y bebidas, además de algunos productos intermedios que no son directamente productos alimenticios. Según datos de la Subsecretaría de Alimentos y Bebidas, la industrialización de alimentos y bebidas es la industria que más empleo directo genera.
La gran responsabilidad de la producción de los alimentos tiene que ser tratada con un compromiso que responda a las nuevas demandas, que no tienen que ver con la moda sino con habitar un mundo sostenible y saludable. Argentina tiene un alto potencial y está en condiciones de alcanzar estas metas para ser proveedora de alimentos para el mercado mundial.
Evento exclusivo para profesionales y empresarios del sector. Con invitación: sin cargo
Para acreditarse debe presentar su documento de identidad. No se permitirá el ingreso a menores de 18 años incluso acompañados por un adulto ni a personas con cochecitos de bebé.
Más información:
www.tecnofidta.com
Información de prensa y material fotográfico:
https://tecnofidta.ar.messefrankfurt.com/buenos-aires/es/prensa/material-prensa.html
Redes Sociales:
Facebook | Twitter | Instagram | LinkedIn
