Verdulerías, un punto clave de desperdicio de alimento

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En la Ciudad de Buenos Aires hay más de 2.300 locales que descartan frutas y verduras en forma habitual.

A nivel global, un tercio de los alimentos que se producen se pierden o se desperdician. Ocurre en distintos puntos de la cadena entre el campo y nuestros hogares. Uno de esos puntos es la verdulería. Un estudio académico de la FAUBA analizó la generación de desechos de verdulerías de CABA con miras a plantear estrategias para reducirlos y valorizarlos. Entre los resultados, surge que se desperdicia un promedio de 22 kilos diarios de frutas y verduras, que representan hasta 26 dólares. Hortalizas de fruto, de hojas y cítricos fueron los más desperdiciados. “Todos los días tiramos alimentos a la basura. Las causas son muy diversas y van desde regulaciones y políticas hasta hábitos de consumidores y comerciantes. Para abordar este problema hay que tener información sobre los residuos que se generan a lo largo de la cadena agroalimentaria”, contó Victoria Terza, integrante del Observatorio de Higiene Urbana de la Ciudad, compuesto por Asociación Sustentar y la Facultad de Agronomía de la UBA (FAUBA). Terza agregó que en las ciudades, las verdulerías representan un espacio a estudiar por el volumen de mercadería que gestionan y por la cantidad de locales que hay. En CABA, las verdulerías son cerca de 2.400. En su trabajo, entrevistó a 46 verduleros de diferentes comunas de la ciudad, analizó muestras de residuos orgánicos de 17 verdulerías y estimó cuánto dinero representan. Entre los principales resultados del estudio publicado en la revista científica Agronomía & Ambiente, Terza resaltó: “Encontramos que, en promedio, se generan 22 kilos diarios de residuos orgánicos. La muestra más grande pesó 46 kg y la más chica de 6 kg. Si pensamos en la cantidad de locales que hay en CABA, podemos decir que cada día van a rellenos sanitarios cerca de 50 toneladas de residuos orgánicos”. Dentro de las muestras, lo que más registró la investigadora fueron hortalizas de fruto y de hoja en cuanto a verdura, y cítricos y cucurbitáceas en cuanto a fruta. “El muestreo fue en verano, así que, por un lado, había mucho tomate y berenjena, y muchísima lechuga. Por otro, mucha naranja, sandía y melón”, detalló. Además, se calculó que los desperdicios de fruta y verdura representaron 26 dólares promedio por día por verdulería. “Si bien la mercadería que recolectamos no se iba a poder vender por su mal estado, podemos pensar cómo evitar que llegue a ese punto. Lo principal es prevenir. Si se genera el residuo, podemos analizar si es posible transformarlo y revalorizarlo. Por último, nos tenemos que asegurar que llegue a disposición final”.

Primera mano

En las entrevistas, Terza le consultó a los verduleros sobre sus hábitos de gestión de residuos orgánicos, si estaban dispuestos a evitar desperdicios y sus estrategias para lograrlo. “La mayoría tenía ya algunas prácticas incorporadas. Por ejemplo, limpiar la mercadería, separar la que está en mal estado para no contaminar el resto y contar con refrigeración para conservar por más tiempo los alimentos más sensibles al calor”, indicó. “Además, se podría trabajar en generar ofertas durante el día cuando cambia el estado de la mercadería. Las pérdidas se podrían minimizar hasta un 20% por tener precios dinámicos a lo largo del día. El clásico ejemplo son las bananas para licuar. Se hace en muchos lugares del mundo. De hecho, hay muchas aplicaciones que te avisan cuando baja el precio”, destacó.

Coordinar para más verde

Según Victoria, la mayoría de los verduleros dijo tirar las verduras y frutas descartadas en los contenedores negros donde se desechan los residuos de nuestros edificios y hogares. También aclaró que, si bien es un manejo adecuado, desde el 2022 se pueden inscribir para coordinar que el Gobierno de la Ciudad les retire los orgánicos. “Más de la mitad de los entrevistados dijeron que estarían dispuestos a hacerlo”. El Gobierno de la Ciudad luego los convierte en abono fértil para reinsertar en el mantenimiento de los parques, por ejemplo. Es un sistema activo, pero la cuestión logística es compleja. “Son muchas verdulerías distribuidas a lo largo y ancho de la ciudad”, explicó la reciente egresada de la Licenciatura en Ciencias Ambientales de la FAUBA.

Para finalizar, Terza reflexionó: “Manejar residuos en un local donde también hay alimentos es una complicación. Hay que tener en cuenta la disponibilidad de espacio y la bromatología a la hora de pensar estrategias para mejorar la gestión de orgánicos”.Fuente: Sabe la Tierra – FAUBA. Autor: Sebastián M. Tamashiro.

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