El Parlamento Europeo ha votado por una amplia mayoría para definir “carne” como las partes comestibles de los animales, una medida que podría hacer que términos familiares como “hamburguesa”, “salchicha”, “bistec” y “escalope” se reserven exclusivamente para productos de origen animal. La propuesta forma parte de una revisión más amplia de la normativa de la UE sobre etiquetado de alimentos y comercialización agrícola y, si se aplica, impediría que las alternativas vegetales o cultivadas en laboratorio utilicen palabras tradicionalmente asociadas con la carne.
La enmienda, presentada por la eurodiputada francesa Céline Imart, sigue un debate en curso sobre cómo deben presentarse los alimentos de origen vegetal a los consumidores. Los defensores de la medida sostienen que restringir los términos relacionados con la carne protegerá la claridad para los consumidores y la equidad para los ganaderos, garantizando que los productos etiquetados como carne sean inequívocamente de origen animal. Afirman que la propuesta no está dirigida contra los alimentos vegetales o vegetarianos, sino que busca asegurar un etiquetado transparente y un uso coherente de los términos alimentarios establecidos en todo el mercado europeo.
Los críticos, sin embargo, cuestionan si la restricción es necesaria, sugiriendo que los consumidores ya son capaces de distinguir entre productos vegetales y cárnicos. Representantes del sector vegetal argumentan que prohibir descriptores familiares podría confundir en lugar de informar a los compradores, dado que expresiones como “hamburguesa vegetal” o “salchicha vegana” son ya ampliamente comprendidas. Las asociaciones industriales también han advertido que el cambio podría frenar el crecimiento del sector vegetal, que se expande rápidamente, al añadir costes de cumplimiento y rebranding en un momento en que los fabricantes y minoristas están invirtiendo fuertemente en sostenibilidad e innovación.
La votación marca un paso importante en el proceso legislativo, pero aún no es la última palabra. La propuesta volverá ahora a una comisión parlamentaria para su clarificación antes de ser examinada por la Comisión Europea y el Consejo. Posteriormente, se abrirá una nueva negociación con los Estados miembros antes de que cualquier ley sea adoptada formalmente. Por ahora, las prácticas de etiquetado existentes siguen permitidas.
Si se aprueba, el reglamento armonizaría las normas de etiquetado en toda la UE. Aunque dicha armonización suele ser bienvenida por los fabricantes, ya que puede reducir las diferencias regulatorias entre países, en este caso también podría implicar menos flexibilidad en el lenguaje de marketing y la comunicación de marca. Algunos observadores han señalado que el enfoque de la UE contrasta con el de mercados como el del Reino Unido, donde los productos vegetales han seguido utilizando términos relacionados con la carne sin mayores desafíos regulatorios.
Para los minoristas y fabricantes, el asunto va más allá de una cuestión semántica. El resultado podría afectar el diseño del envase, la estrategia de marketing, el posicionamiento del producto e incluso el comercio transfronterizo. Con la categoría de productos vegetales en continua expansión y el interés de los consumidores en dietas sostenibles aún en alza, muchas empresas estarán observando de cerca cómo se configura la legislación final.
Fuente: PLMA International Council.
